¡Ni a cuál irle!
Por Eduardo
Martínez Benavente
Me atrevo
a pronosticar que el próximo 7 de junio más del 55 por ciento de los electores se
abstendrán de votar o, simplemente, anularán su voto. En el 2003 participaron
644 mil 389 ciudadanos para elegir al gobernador del estado. Esta cifra
representó el 44.9% del listado nominal a la que habría que restarle el 2.88%
de las boletas que se anularon. En el 2009 sufragaron 959 mil 949 electores que
correspondió al 55.1% del listado. Los votos nulos en esa ocasión sumaron el
4.05% de la votación emitida. Nunca
antes habíamos visto tanta apatía para renovar al titular del Poder Ejecutivo
como en el proceso electoral que está en marcha. Las campañas no prenden y los
potosinos, como el resto de los mexicanos, estamos hastiados de la clase
política. Ninguna de las opciones convence. Ningún candidato tiene la menor
idea de cómo resolver el principal problema del gobierno que en estos momentos
es el saneamiento de las finanzas públicas que están en quiebra. La suma de los
pasivos supera los 15 mil millones de pesos y el irresponsable candidato del
PRI anuncia obras y programas todos los días como si estuviéramos en Jauja. Ni
siquiera se atreve a explicar los compromisos que suscribió en representación
del gobierno del estado para la instalación de la BMW en la entidad. Él los
conoce y los tiene cuantificados. Y como nos advierten los maestros de
telesecundaria: "Si Carreras no pudo con la Secretaría de Educación, menos
podrá con el Gobierno del Estado", refiriéndose a que no les cumplió con
el pago de las pensiones que les adeudan, a lo que se comprometió mediante un
convenio que suscribió cuando era titular de esa Secretaría.
Si la
ahora angustiada candidata de Acción Nacional no sabe cómo resolver un apuro
menor como el que provocó con su publicidad al exhibirse con una pinta
irreconocible y fraudulenta que no corresponde a sus facciones ni edad, ya nos
podremos imaginar el patatús que le va a dar cuando tenga que afrontar los
innumerables y graves problemas de un gobierno estatal si se convierte en la
sustituta de Toranzo. Con todo respeto, pero creo que a la señora le quedaría
grande hasta la presidencia municipal de su lugar de origen. Su soberbia y el
de sus asesores no les permite reconocer el error, pedir perdón y retirar de
inmediato la fotografía en la que no nada más le desaparecieron "algunas
arruguitas", si no la transformaron en otra persona.
Los verdaderos amigos del candidato del PRD, los que realmente lo
estiman, deben convencerlo de que no tiene capacidad para gobernar el estado.
Que las funciones de un gobernador son muy distintas a las de un tendero en un
mostrador y que los rufianes del partido que hasta hace poco sirvió nunca le permitirán
alzarse con la gubernatura aunque obtenga la mayoría de votos. Alguien debería
explicarle que cometió un grave error en el multitudinario mitin que celebró
hace una semana en la plaza principal de Soledad de Graciano Sánchez, al haber
hecho apología de un presunto delincuente cuando en un arranque de demagogia
prometió que gobernaría con "gallardía", en alusión a la frase que
caracterizó a Ricardo Gallardo; y que debió impedir que el cínico presidente
nacional del partido que lo postuló, Carlos Navarrete, se subiera al estrado
con él y aprovechara la ocasión para mandarle
un mensaje de solidaridad y un abrazo fraternal al joven alcalde que está en
una cárcel de máxima seguridad, cuando fue el perredista el que promovió ante
las autoridades que se le investigara, ya que con esta medida
pretendía ganar simpatías y lavarle la cara a su partido después de la masacre
de Ayotzinapa.
Los contendientes se han dividido en tres categorías. En la primera
división se encuentran, por orden alfabético, Juan Manuel Carreras, Sonia
Mendoza Díaz y Fernando Pérez Espinosa. Es previsible que en los debates y
foros que se organicen sólo inviten a estos tres y excluyan al resto de los
aspirantes. Eventos de esta naturaleza con siete participantes serían inútiles
y fastidiosos porque en 90 minutos no podrían responder a todas las preguntas
que se les formularan, ni presentar un programa de gobierno y menos tendrían
tiempo para debatir. Estamos inmersos en una contienda injusta y desigual pues
la candidata del PAN tiene autorizado un tope máximo de gastos por 18 millones
865 mil pesos; el del PRI por 17 millones 850 mil pesos y el del PRD por 9
millones 469 mil pesos. En ningún caso se podrán sumar los montos autorizados
de los otros partidos que los postulan. La mitad de los recursos debe provenir
del financiamiento público y el resto de los particulares. Estamos ciertos que
ninguno de los tres respetará los límites y se excederán con mucho de esas
cantidades. La segunda división la integran Eugenio Govea por el Movimiento
Ciudadano (MC) y Sergio Serrano por Morena. Su objetivo y posibilidades es
alcanzar el 3 por ciento de la votación para conservar el registro y demás
beneficios. En la tercera división se hayan Arturo Arriaga Macías, por el
Partido Encuentro Social (PES) y Aniceto Becerra Dueñas, por el Partido
Humanista (PH), que juntos no sumarán ni medio punto porcentual.
Eugenio Govea puede tirar a la basura hasta 5 millones 367 mil pesos. A
los candidatos de Morena, PH y PES se les fijó un tope de 2 millones 154 mil
pesos a cada uno que no creo que puedan reunir. Los candidatos viables son los
únicos que reciben aportaciones de particulares, principalmente de aquellas personas
interesadas en recuperarlas con creces una vez que su inversión llegue al poder.
Las otras opciones si no hacen algo espectacular pasarán inadvertidas en un mar
de carteles, espectaculares y espacios publicitarios en radio, televisión y
medios impresos de sus contrincantes. Para navegar contra la corriente hay que
ser muy creativos para hacerse notar. Existen tantas manera de llamar la
atención que les recomendaría revisar algunas experiencias electorales que con
muy poco dinero han podido revertir las encuestas y hasta marcar la pauta a los
otros candidatos.
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