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sábado, 23 de mayo de 2015

Votar o no votar

Por Eduardo Martínez Benavente

Calculo que más del 50% de los electores no concurrirá a las urnas el próximo 7 de junio. Ningún candidato los convence. Todos son iguales para ellos. Es cierto que hay mucho coraje contra los gobiernos de Peña, Toranzo y Mario García y de alguna manera habrá que demostrárselo a los priistas, pero los candidatos de los otros partidos no son ninguna solución a nuestros problemas; por lo que abstenerse de votar parecería ser la mejor opción para este numeroso grupo de ciudadanos. Sin embargo, no es así, como lo explico más adelante. Calculo que unos 70 mil electores podrían anular su voto, muchos de ellos como testimonio de rechazo y hartazgo por los abusos de la clase política. Unos cuantos votarán en el recuadro de los candidatos no registrados. 78 mil de los empadronados, aunque quieran, no podrán hacerlo porque su nombre no aparecerá en la lista nominal de electores. Decenas de miles de indecisos no saben si se presentarán en las urnas, y si lo hacen, no han definido por quién cruzarán la boleta. A estas alturas del proceso electoral no se distingue un claro ganador a la gubernatura del estado, ni a la presidencia municipal de la capital. Las encuestas no son confiables y todas están hechas al gusto del que la paga.

Votar o no votar es el dilema de un gran número de electores. Ese amplio sector de la sociedad es el que definirá el resultado. Creo que la mayoría de los indecisos que salgan a votar lo harán en contra de los candidatos del PRI como castigo por los malos resultados que hemos tenido de los tres niveles de gobierno. El candidato que se alce con la victoria llegará mermado y deslegitimado, para que ni se le ocurra agraviar a los disidentes cuando asuma la gubernatura, pues independientemente del número de votos que obtenga su principal contrincante, que todo indica que serán muy similares a los suyos, habrá que restarle los votos que se dispersarán entre los otros candidatos, más los sufragios nulos y aquellos que se emiten a favor de ciudadanos no registrados; por lo que podemos concluir que de los más de 1 millón 937 potosinos inscritos en el padrón electoral, no más 400 mil -el 20.65%- votará por el candidato que nos gobernará durante los próximos seis años. 

Acción Ciudadana es una organización política sin registro, integrada principalmente por navistas que conjuntamente con otros grupos como Ciudadanos Observando, promueven el voto por los candidatos no registrados porque han considerado que abstenerse o anular el voto favorece a los partidos políticos. Explican en su publicidad que la Ley Electoral del Estado dispone que en la boleta electoral hay dos tipos de opciones para votar: los cuadros correspondientes a los candidatos de los partidos políticos o los independientes y el cuadro para escribir el nombre de un candidato no registrado. Ni el INE ni el CEEPAC han hecho una difusión masiva de esta opción electoral con la que los ciudadanos pueden elegir a sus representantes. La Ley define la "votación emitida" como la suma de "la totalidad de los votos depositados en las urnas", y como "votación válida emitida" la que se obtiene después de restar a la votación emitida, los votos nulos y los anulados. Esto quiere decir que los votos por los candidatos no registrados SI CUENTAN.  

Los autores de esta propuesta plantean un ejercicio de cómo afectaría a los partidos si quienes se abstienen o anulan su voto acudieran a votar por un candidato no registrado, y ponen como ejemplo los resultados de la elección de 2012 en la que el listado nominal alcanzó la suma de 1 millón 765 mil 189 electores. Aseguran que si hubieran votado todos, cada partido hubiera requerido 52 mil 956 votos para no perder el registro y sus privilegios. Desgraciadamente, los que no fueron a votar, o al ir anularon su voto redujeron la cuota a 30 mil 862 votos. El Partido del Trabajo y el de Movimiento Ciudadano hubieran desaparecido. Sólo mil 100 electores votaron en aquella ocasión por candidatos no registrados. Peor aún, además de ayudarles a mantener su registro, con todas las prerrogativas económicas que reciben, los abstencionistas y anuladores del voto les ayudaron a contar con diputados plurinominales. Para el CEEPAC la promoción del voto se limita a un "es tu elección, conoce, cuestiona y compara propuestas", como denominan a su campaña, sin orientar al elector sobre las opciones reales que tiene una vez que conoció, cuestionó y comparó propuestas, omitiendo dolosamente la opción de los candidatos no registrados.

Votar por candidatos no registrados es la mejor manera de demostrar nuestra animadversión con los partidos políticos y el instrumento más eficaz para hacerles daño. Un candidato no registrado puede ser cualquier ciudadano al que el elector desee proponer para el cargo que se disputa, basta con escribir su nombre completo en el recuadro especial que se encuentra en la boleta. Pulso advirtió en su edición digital del pasado 15 de mayo, que en las elecciones federales de 2012, San Luis Potosí contabilizó el 8.85% de votos nulos. Sólo por abajo de Chihuahua que sumó el 9% de la votación. En el municipio de Tamazunchale, cabecera del distrito 07, se anuló el 13.4% de los votos, mientras que en el de Xilitla, el porcentaje de anulación fue de 13.68. Un fenómeno inexplicable es el de Huehuetlán. Ahí fue anulado 16.08% de los votos. En todos los casos es un porcentaje muy superior a la media nacional que registró el 4.86% de la votación total emitida. No dudo que muchos de esos votos, siendo válidos, se hayan anulado después de que el elector depositó su boleta en la urna, durante el escrutinio y cómputo en la casilla, o más tarde, en el traslado de las urnas o cuando se resguardaron en las comisiones distritales electorales. Son muchos los votos anulados para aceptar que todos se originaron voluntariamente o por algún error del elector. Los panistas que le anularon un buen número de votos a Alejandro Zapata en la elección interna de ese partido para imponer a su candidata, aprendieron las mañas del PRI y ahora saben cómo defraudar hasta a sus propios compañeros. ¡No anulemos el voto, anulemos a los partidos políticos!

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